brújulas

a la niña de los rizos y la arena entre los dedos,

que come paletas de crema dulce mientras sueña con las olas sin recelo,

le dedico este canto de perdón hasta lo más alto de los cielos.

te han golpeado, martillado, arrastrado sin descanso; 

y yo indulta, resuelvo meterte en una caja, guardarte debajo de un retablo.

lo siento, niña querida, criatura asombrosa,

lucero de visiones abstractas 

que he ignorado por idiota o descartado por condescendiente.

pequeñez de ojo lívidos, de sonrisa segura,

ladrona de dulces a media noche,

de chistes lascivios sin usura.

perdóname por llegar tan tarde a tu rescate,

y encontrarte despojada de la esperanza de mi regreso.

te imploro, te pido, 

me derrumbo ante tus rodillas raspadas,

para que me tomes de la mano,

y mandes rumbo en este velero náufrago que deambula

en un mar gris de navegantes ciegos.

escúchate Paula, carajo, y vuelve a reír.


Comentarios

Publicar un comentario

Los más leídos